miércoles, 13 de marzo de 2013

La Mujer según la Iglesia

Nota: Esta entrada debió publicarse el pasado 8 de Marzo, el día internacional de la Mujer, que por motivos técnicos no pudo ser. De todas formas, siempre es buen momento.

la mujer y la religión


No hace falta pertenecer a ningún colectivo discriminado por la Iglesia para estar en contra de ésta (porque de hecho la Iglesia está en contra del "macro-colectivo" Humanidad), pero si se pertenece a uno de estos colectivos todavía resulta más evidente dicho rechazo. Personalmente me indigna bastante cuando veo por ejemplo a homosexuales católicos que adoran y veneran a dicha Iglesia. Es decir, adoran a una organización que los considera indignos, pecadores y merecedores del castigo y sufrimiento eternos por el mero hecho de sentir amor y/o atracción sexual por personas de su mismo sexo.

Pero en esta ocasión me quiero referir a otro colectivo continuamente vilipendiado, menospreciado y discriminado por la Iglesia Católica y que tal vez (no entiendo el motivo) resulta menos obvio que el colectivo gay. Me estoy refiriendo a las mujeres.

No es difícil entender que esta doctrina proviene de los tiempos en los que se escribió la Biblia en los cuales la mujer era considerada un ser ética, moral e intelectualmente inferior al hombre y puesto que la Iglesia es inmutable permanece hoy día (aunque en ocasiones se intente disimular) dicha doctrina.

Soy hombre y tengo muy buenas razones para rechazar la Iglesia y toda forma de religión en general, pero sin duda si fuera mujer, sólo por eso mismo, sin atender a más razones encontraría motivo suficiente para la apostasía. La mujer fuera de la Iglesia es considerada como poco más que la inductora de la corrupción del hombre desde el pecado original y una mera sirviente de su marido supeditada a poco más que la función reproductiva. Por supuesto el derecho a decidir sobre su maternidad (así como otros derechos fundamentales) no le corresponde a ella, según la Iglesia. Y dentro de la Iglesia como es de sobra sabido están reducidas a poco más que meras sirvientas sin poder optar obviamente a ningún puesto de responsabilidad, como explica el teólogo Juan José Tamayo en el vídeo siguiente.

Si eres mujer, si crees en tus derechos y en tu dignidad y si eres sincera contigo misma, en mi modesta opinión creo que no debes apoyar ni declararte seguidora de una organización que te considera de la forma anteriormente descrita. 


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