Por Javier Ortuño
Este blog nace del firme convencimiento de que es necesario adoptar una actitud racional ante el mundo que se presenta delante de nuestros ojos. El método científico, así como la propia ciencia, es la mejor herramienta de la que dispone el ser humano para comprender todo cuanto le rodea. El sano escepticismo sobre aquello que no está sustentado por evidencias y que no se corresponde con el mundo natural que observamos es uno de sus pilares básicos.
Una visión racional del universo no significa tener una visión fría y carente de sentimientos como muchos religiosos piensan. Es más, a menudo son esos sentimientos de sobrecogimiento ante la grandeza del universo y ¿por que no?, de amor por la vida y por el mundo, los que impulsan a los científicos a buscar respuestas reales a preguntas tan profundas como "qué somos" y "qué lugar espacial y temporal ocupamos en el vasto universo" y que nos enseñan que la realidad es mucho más fascinante de lo que nunca habríamos podido imaginar y por tanto de lo que cualquier religión podría haber inventado jamás. También se suele afirmar a menudo que la ciencia es arrogante. Sólo encuentro dos explicaciones posibles para realizar tal aseveración: una es simplemente la sincera ignorancia sobre la metodología y funcionamiento de la ciencia y la otra —mucho peor— es la deshonestidad. Arrogante es la religión cuando dice: “yo sé que esto es así porque así lo creó mi dios y no necesito darte ninguna prueba. Y por supuesto no se te permite dudar de su palabra". Ni de si esa palabra fue pronunciada alguna vez, claro está. Para la religión la falta de duda y de sentido común es una gran virtud puesto que no dudar significa tener fe. Una persona que aplique esto indiscriminadamente a todos los ámbitos de la vida y no sólo al ámbito religioso, no duraría con vida más allá de unas pocas horas. ¿Bajarías a la calle saltando por la ventana de un 5º piso, teniendo fe en que no te va a pasar nada malo? ¿Cruzarías andando una autopista teniendo fe en que ningún coche va a atropellarte? Está claro que no. Utilizarías tu sentido común, tu experiencia y tu conocimiento del mundo y de la realidad para determinar que hacer tales cosas puede resultar peligroso para tu salud. Si tu padre está sufriendo un infarto, ¿llamarías inmediatamente a una ambulancia mientras le proporcionas los primeros auxilios o simplemente te sentarías a rezar para que se recupere? Dejando al margen a algunas personas que lamentablemente elegirían la segunda opción y que sí que son coherentes —por desgracia— con su religiosidad o superstición y actúan en consecuencia, dejando morir a su hijo porque su religión no permite las transfusiones de sangre en el caso de los primeros o acudiendo a curanderos en lugar de a médicos en el caso de los segundos, la mayoría aún si creen en la existencia de un dios, optarían por la primera opción. ¿Por qué, entonces cuando se trata de hablar sobre el origen del universo o sobre la muerte, personas normales e inteligentes se desprenden de la ciencia y del sentido común que tantas veces les ha salvado la vida y acuden a los mitos religiosos?
Al contrario que la religión la ciencia se basa en la duda y no tiene problema para decir las bonitas palabras: “no lo sé”. Estas palabras son el principio de un viaje intrigante de investigación y descubrimiento. La ciencia dice: “no lo sé, vamos a intentar averiguarlo y cuando lo descubramos, cualquiera podrá dudar y comprobar por si mismo, lo acertados o no que estamos". De esta manera, obtendremos una gran certeza de que tal explicación a tal misterio sea correcta. Y aún cuando se alcance la más evidente de las soluciones o explicaciones, la ciencia la pondrá a prueba constantemente sabiendo que puede ser sólo provisional, a la espera de ser mejorada. Si hay algo que la ciencia no tiene, sin duda, es arrogancia.
Al contrario que la religión la ciencia se basa en la duda y no tiene problema para decir las bonitas palabras: “no lo sé”. Estas palabras son el principio de un viaje intrigante de investigación y descubrimiento. La ciencia dice: “no lo sé, vamos a intentar averiguarlo y cuando lo descubramos, cualquiera podrá dudar y comprobar por si mismo, lo acertados o no que estamos". De esta manera, obtendremos una gran certeza de que tal explicación a tal misterio sea correcta. Y aún cuando se alcance la más evidente de las soluciones o explicaciones, la ciencia la pondrá a prueba constantemente sabiendo que puede ser sólo provisional, a la espera de ser mejorada. Si hay algo que la ciencia no tiene, sin duda, es arrogancia.
Tras varios años de animadas —y a veces tensas— discusiones con familiares y amigos, tuve la necesidad de crear un espacio al cual remitir a todo aquel que quiera indagar más en esta forma de ver el mundo (aunque en realidad es una no-forma de ver el mundo ya que el ateísmo es, o debería ser, la actitud por defecto). La intención de este blog es recopilar noticias y material diverso de Internet sobre ateísmo, escepticismo en general y ciencia. Así como también algunas entradas de cosecha propia y quien sabe si en el futuro un podcast. El objetivo es crear debate y puestos a ser ambiciosos, remover algunas conciencias también.
En este blog no se pretende ofender a nadie, pero generalmente las personas religiosas y con creencias fuertemente arraigadas son muy susceptibles de ser ofendidas. La religión prepara a las personas para tener una muy baja tolerancia a la crítica de sus creencias religiosas particulares. Cuando hablo de creencias me refiero a creencias de toda índole, tanto religiosas como de otro tipo, aunque frecuentemente sean religiosas. Aquí no se va a ofender a nadie de forma gratuita pero tampoco se va a tener un cuidado especial al hablar de religión o Dios. Se tratarán de igual forma que otros temas plenamente discutibles de la vida, en general y como cualquier otro mito que no esté respaldado por la evidencia, en particular. Según la frase de H.L. Mencken, popularizada por Richard Dawkins, "Debemos respetar la religión del otro, pero sólo en el mismo sentido y la misma extensión en que respetamos su teoría de que su mujer es la más guapa y sus niños los más listos". Por tanto, si eres una persona —religiosa o no— intolerante y te ofendes con facilidad cuando alguien no comparte tus creencias, tal vez este no sea tu sitio —aunque en el caso de que hayas acabado en este blog por error, me extrañaría mucho que hubieses leído hasta aquí sin haber tomado un par de tilas—. Sin embargo, si eres una persona —religiosa o no— con una actitud abierta para escuchar opiniones contrarias a tus creencias y valorar honestamente posibles razonamientos que tal vez chocan frontalmente con lo que tú creías, entonces estás en casa.
Soy plenamente consciente de que muchas personas, sobre todo religiosas, no valoran honestamente la evidencia que se les muestra y jamás cambiarán de opinión (al final de este texto transcribiré un discurso de Sam Harris hablando sobre esto). El objetivo no es cambiar la forma de pensar de nadie; además la fe por definición es inmune a esto. El objetivo además de los mencionados líneas arriba, será exponer y hacer más visibles ciertos argumentos e ideas que tal vez nunca se cruzaron en el camino de algunas personas y darles la oportunidad de tener así una visión más completa del puzzle. Sacar conclusiones corresponde a cada cual. Y si eres una persona atea y escéptica en general, tal vez aquí encuentres herramientas para defender tu punto de vista en esas conversaciones tan divertidas que todos hemos tenido alguna vez.
Soy igualmente consciente del gran trabajo que muchas personas realizan en la Red, en forma de webs, blogs, podcasts, canales de youtube, etc…, de manera que este blog es solamente un granito más en la arena de la comunidad atea de Internet.
Es hora de desechar viejas supersticiones y madurar. Es hora de ser honestos con nosotros mismos y mirar a la realidad a la cara. Estoy convencido de que este mundo sería un mundo mucho mejor si dejásemos a un lado las supersticiones y los antiguos mitos fueran sólo eso: bonitas —o no tan bonitas— historias de ficción.
De todo esto y muchas más cosas se hablará aquí. Sean todos bienvenidos.
Sam Harris (Extraído del debate contra William Craig)
Consideremos una afirmación simple sobre un hecho científico: el agua es dos partes de hidrógeno y una parte de oxígeno. Pero ¿qué hacemos cuando alguien duda sobre la veracidad de esta proposición?, todo lo que podemos hace es apelar a los valores científicos. El valor de comprender el mundo. El valor de la evidencia. El valor de la consistencia lógica.Y si alguien dice: “Bien así no es como yo elijo pensar sobre el agua. Yo soy un químico bíblico y leí en Génesis, 1, que Dios creó el agua antes de crear la luz, así que deduzco que no había estrellas, por lo tanto, al no haber estrellas para fusionar hidrógeno y helio en elementos más pesados como el oxígeno, no había oxígeno para poner en el agua, así que o el agua no tiene oxígeno o Dios creó un oxígeno especial para poner en el agua, pero no creo que hiciera eso porque sería bíblicamente poco elegante…”¿Qué podemos decir a una persona así? Todo lo que podemos hacer es apelar a los valores científicos y si él no comparte esos valores, la conversación se ha terminado.Si alguien no valora la evidencia, ¿qué evidencia vas a proporcionar para probar que debería valorarla? Si alguien no valora la lógica, ¿qué argumentos lógicos puedes proporcionar para mostrar la importancia de la lógica?
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